La Fundación Arraigar apuntala a los jóvenes en el desarrollo de microemprendimientos y afianza a la gente en el campo.
Dirigentes de la Federación Agraria e integrantes de la Fundación Arraigar visitaron en Yeso Oeste (La Paz) a pequeños productores y productoras, en diferentes rubros, que accedieron a una serie de beneficios para mejorar sus emprendimientos.
Matías Martiarena, presidente de la Fundación Arraigar señaló que hizo, junto a dirigentes de la entidad, una recorrida de proyectos que llevan adelante productores a los que se les hizo un desembolso el año pasado en el mes de agosto”. Recordó que en “Yeso Oeste” funciona un “centro Juvenil de Federación Agraria que viene trabajando hace muchísimo tiempo. Era una respuesta pendiente que teníamos que dar desde la fundación a los chicos concretando una serie de proyectos. La realidad es la de que, sin dudas, para aquellos que accedieron, en cierta manera, más allá de que sean microcréditos los ha llevado a elaborar un proyecto y a vislumbrar un futuro con ambiciones”. Dijo que «más allá del crédito, el dinero que les da la fundación, la experiencia que acumulan en este tipo de emprendimientos es muy valiosa”.
Contó que «la zona es compleja y en la mayoría de los casos se trata de campos que fueron colonias y al fallecer sus primeros propietarios se encuentran en una etapa de sucesión con superficies pequeñas de entre 8 y 15 hectáreas, además no todos conocen esta parte de la provincia. La vida acá, por Yeso Oeste, no es fácil. La situación económica es compleja, inclusive en algunos casos tienen problemas con el agua o la misma es salada.»
Sostuvo que «las situaciones de vida que se ven en la zona no son las mismas que en el sur entrerriano o en otros puntos de la provincia, tienen un condimento aparte, y para nosotros es sumamente gratificante ayudar con lo poco que tenemos. No sabemos si le vamos a solucionar la vida con lo que le dimos, pero si una experiencia para encarar su vida y proyectar a futuro. Muchos de los beneficiarios están en escuelas agrotécnicas o estudiando una carrera además de trabajar en la chacra con la familia”.
Entre los beneficiarios se encuentra Gastón Velásquez un joven que apostó a la ganadería en pequeña escala. Con 23 años y deseos de progresar contó que «con el crédito, junto a un amigo que también sacó el crédito, compramos unas vacas y trabajamos en conjunto”.
Indicó que «ya tuvimos las primeras pariciones dejando todo lo que es hembra; mientras que lo que es ternero macho se vende y adquirimos terneras para incrementar el plantel”.
Dijo que en su caso “la sequía no nos afectó tanto porque tenemos buenos campos y bebederos además de tajamares”.
Por su parte Nadia Vega, productora y estudiante, contó «que hace 17 años que junto a mi mamá (Sonia) trabajamos en la crianza de pollos parrilleros en forma artesanal, aunque por el tema de los intensos fríos tuvimos que dejar un tiempo. Ahora retomamos con 50 aves por crianza y ya vamos por la tercera post invierno. Llevamos la producción bastante bien. Los primeros pasos los dio mi madre hasta que empecé a ayudarle. En principio teníamos un sistema pequeño que nos permitía criar hasta unos 15 pollos, algo casero en un galpón también chico. Gracias a la Fundación Arraigar pudimos ampliar las instalaciones, hacerlas de material, incorporar comederos y bebederos que eran caseros, mejorando, en forma notoria, nuestra crianza”. Contó que lo que se produce “ se vende en la zona y también llevamos en La Paz. Avisamos cuando están los pollos y la gente nos va haciendo pedidos. Faenamos y repartimos. Hacemos unas 5 crianzas al año con pollos que demandan una crianza de dos meses, llegando a pesar entre 3 y 5 kilos en casos puntuales”. Dijo que la dieta de las aves «es en base a alimento balanceado y en la etapa final a maíz que es lo que le cambia el color y el sabor al pollo”.
Zunilda Blanche y Mercedes Flores viven en una chacra a tres kilómetros de la ruta 6 que se tornan intransitables cuando llueve destacaron y contaron como trabajan.
Mercedes, primero, indicó que estudia en la Escuela de Educación Agrotécnica (E.E.A.T.) N° 15 «Manuel P. Antequeda» donde “curso el sexto año en una institución que ayuda a especializarse en el campo con clases prácticas y teóricas”.
Dijo que las prácticas “sirvieron y mucho para trabajar con los pollos en la pequeña chacra familiar”. Zunilda y Mercedes destacaron que «con la ayuda de Arraigar pudimos cambiar nuestra metodología de trabajo, dado que en principio el gallinero estaba construido con toldos. Era lo más económico, lo que podíamos hacer. Los números no nos daban y ahora con la ayuda de la Fundación construimos el gallinero de material, sumando comederos y bebederos que antes eran artesanales en base a cubiertas y baldes.” Acotó que «la construcción de material terminó con los problemas que nos ocasionaba cada lluvia”.
Sobre los pollos dijeron que «trabajan con tandas de 50 pollos que una vez terminados vendemos en la zona y con el producto de la comercialización sumamos una nueva crianza, nos capitalizamos un poco, además de quedar pollos para consumo propio ya que somos varios en la familia y dependemos de lo que se produce en las 8 hectáreas que tenemos”.
Julio Piedrabuena, 24 años, vive en la localidad de Sauce de Luna recibió el apoyo de la Fundación para montar una carnicería. Dijo que «el emprendimiento obedece a que ve al rubro como un negocio rentable, recibiendo un apoyo clave de la fundación que me permitió comprar la cámara de frío, la sierra, además de algunas remodelaciones, por lo que en breve abriremos las puertas con todo lo que demanda un negocio de este tipo”.