El Día del Agricultor y del Productor Agropecuario fue instituido en recuerdo de la primera empresa colonizadora argentina dedicada a la agricultura, fundada en Esperanza, Santa Fe, por iniciativa de don Aarón Castellanos.
Según los datos históricos, los colonos eran 1.162, todos de nacionalidad suiza, y fue precisamente el 8 de septiembre de 1856 que cada uno tomó posesión de la parcela que se le había asignado.
Medio siglo después, el 8 de septiembre de 1910, se inauguró en el centro de la ciudad de Esperanza (en la Plaza San Martín) el Monumento a la Agricultura Nacional.
Por eso, desde 1944 se resalta en este día la importancia del agricultor en la construcción de la patria.
El agricultor forma parte de una nueva Argentina que hasta la llegada de los primeros productores agropecuarios, la ganadería vacuna y lanar ocupaban las vastas llanuras de la región pampeana, de la zona núcleo donde se encuentran las mejores tierras y los rindes más altos, como así también en nuestra Entre Ríos.
Los primeros colonos fueron inmigrantes. En su inmensa mayoría, europeos que escapaban del viejo continente sumergido en guerras interminables, hambrunas y pestes. Decidieron emigrar en búsqueda de nuevos y mejores horizontes. Así llegaron a la Argentina. Los pioneros y hasta sus nietos trabajaron con tracción a sangre abriendo la tierra a fuerza de brazo y caballos que tiraban de los hoy arcaicos arados. La cosecha era a mano y requería de mano de obra que trabajaba de sol a sol.
“En tiempos de nuestros bisabuelos y abuelos, la siembra se hacía a tracción a sangre con dos arados tirados por equinos que eran conocidos como caballos cadeneros con los cuales se trabaja cuatro horas a la mañana y otro tanto a la tarde y que para no perder tiempo se comía temprano y ataba a los caballos que iban a trabajar a la tarde; en tanto que en invierno se los soltaba temprano para que no los agarre la helada mojados”, contó un productor, hijo de italianos, hace unos años.
Los tiempos fueron cambiando llegaron las primeras máquinas a vapor que requerían de mucha mano de obra, para las tareas de trilla y luego estibar las bolsas en un trabajo muy duro. Poco a poco la tecnología fue avanzando hasta la llegada de los tractores y las primeras trilladoras. Tiempos duros hasta que el “Grito de Alcorta” y la posterior fundación de la Federación Agraria cambió la historia, no solo de la agricultura, también de la historia Argentina. Los trabajadores se nuclearon en colonias y tuvieron su propia tierra para trabajar.. El avance en materia de implementos agrícolas, en la forma de trabajar la tierra, en obtener mayores rindes no ha detenido, pese a no contar con políticas acordes.
El agricultor es una persona optimista que trabaja a cielo abierto, asumiendo muchos riesgos. Rogar para que llueve o que cesen las precipitaciones. Que un granizo no arruine la cosecha. Estaban los que sembraban su tierra y los que iban más allá. Los que arrendaban otro campito para hacer rendir los fierros que habían comprado con mucho esfuerzo. Están los que salieron adelante y los que quedaron en el camino al no poder hacer frente a las deudas contraídas en el banco. Muchos perdieron lo más preciado. Se quedaron sin el campo que habían trabajo sus mayores y se vieron forzados a irse a la urbanidad. Es así que el monte fue tapando lo que eran explotaciones agropecuarias, los cual derivó en un desarraigo muy profundo con escuelas que cerraron sus puertas para siempre.
Hoy nos encontramos con grupos, empresas que trabajan grandes superficies y pequeños y medianos productores que siguen con mucho de pasión trabajando en la parte agrícola. Están aquellos que lo hacen como prestadores de servicio-siembra y trilla- y que no tienen tierra, solo un galpón donde guardar la maquinaria que en nuestro país tienen más de 25 campañas en la mayoría de los agricultores. Cabe destacar que en la provincia de Entre Ríos, el 70% de lo que se produce se hace en tierra arrendada.
La Federación Agraria de Entre Ríos saluda en su día a todos los agricultores que siguen haciendo patria y arriesgando su patrimonio en cada campaña.