La zona de Villa Paranacito es una de las más lindas de la provincia. El lugar elegido por muchos inmigrantes que hicieron patria en la zona trabajando en la forestación, quintas y otras actividades. Sus descendientes continúan trabajando y cuidando el recurso. Desde hace un tiempo, a las actividades tradicionales, se sumó la ganadería con un rodeo importante. La ley de humedales está en debate, pero hay importantes afectaciones en la agricultura, apicultura y ganadería debido a la sequía. Algunos diputados visitaron la zona, pero es necesario que comprendan más sobre el manejo de la región. Para conocer cómo se trabaja, el éxodo que se ha producido, dialogamos con productores en la Cooperativa Agrícola Productores del Delta.
José Luis Peter pertenece a una familia que tiene sus raíces en la vieja Europa. Trabaja en la forestación y en la ganadería. Se trata de una de las personas que trabaja, conoce y se opuso a proyectos que versaban sobre la Ley de Humedales en forma irracional y sin conocimiento del tema.
Recordó que, aunque la última lluvia grande fue intensa y dejó como “saldo más de 100 milímetros hay campos en donde el fuego todavía está latente. Tenemos una capa de turba que nosotros defendemos, que no queremos que se queme, caso contrario perdemos toda la fertilidad que tiene el suelo y además de eso después termina bajando el campo. En lotes donde hubo incendios hace más de dos meses, con fortuna se aprecia algún pelito de junco nuevo, quedando claro que los productores no quemamos los campos, que es una falacia total que se generan focos ígneos para que vengan pastos nuevos para la ganadería”.
Sobre la Ley de Humedales que impulsaba el Diputado Leonardo Grosso, señaló “que quiere pasar por encima los protocolos que tiene el Congreso para tratar de todavía sostener la ley de ellos que es imposible de poner en práctica. Por fortuna tuvo dictamen de mayoría el de “Juntos por el Cambio”, gracias a la gran batalla que dimos todos los isleños, la Dirigencia de Federación Agraria y legisladores que tomaron cartas en el asunto”.
El rol de la ganadería
En tiempos en que la Soja valía 600 dólares, gobierno de Christina Fernández, los campos denominados altos se vaciaron de vacas que fueron remitidas a campos, bajos, semibajos e islas. Después la situación tendió a normalizarse. No se continuó con el monocultivo únicamente y campos que ni alambrados le quedaban, volvieron a ser utilizados para ganadería y agricultura, en lo que se conoce como explotación mixta.
Consultado por la ganadería en las Islas, Peter comentó que “con el tema de la sequía que se extendió por tres largos años, la gente volvió con sus rodeos. Hacía muchos años que no había tantas cabezas, luego de una última creciente, 2016, que fue bastante grande y la gente no se animaba a retornar. La última temporada en la zona no se sufrió tanto la sequía como en los campos altos, porque siempre un poco de humedad queda”.
Inundaciones
La amenaza siempre está latente y cada diez años o menos las inundaciones llegan a las islas. “Ahora Empezamos a estar un poco preocupados porque los pronosticadores están dando que la temperatura se está elevando en el Pacífico y la posibilidad de grandes lluvias y subida de los ríos es una posibilidad muy cierta. No sabemos cuál va a ser la altura de agua que vamos a tener. Normalmente pasa que diciembre, enero, febrero, marzo son los meses pico y abril te pega, digamos, el garrotazo en la cabeza y después empieza a calmarse, pero estamos viendo cómo tratar de que nos agarre lo mejor posible. La Zona, aguas arriba, tiene muy poco desagüe. Tenemos albardones que hacen un sistema de dique, no permitiendo el escurrimiento de las aguas y si continúan las lluvias esto se mantiene con mucha agua y cuesta, hasta que no venga un verano seco y poco llovedor, volver a tener la superficie descubierta como para poner la totalidad de animales que el campo resiste”, detalló.
Limpieza de cursos de agua
Toda la zona de islas está compuesta por una red de cursos de agua que necesitan mantenimiento, limpieza para navegación óptima. Se requiere de dragas y dragalinas trabajando en forma permanente en una geografía muy particular. Peter contó que hay una draga que es la que mantenía el puerto de Diamante con el calado suficiente para que entraran los buques. “Lleva dos años abandonada y la verdad que yo cada vez que paso con el barco y la veo me provoca mucha pena. No entiendo porque la dejaron así, cuando se necesita sí o sí, debido a que muchos arroyos están tapados. El problema con los camalotes siempre estuvo, pero ahora se acrecentó el abandono islas adentro. Antes andaban las lanchas de pasajeros, las lanchas de escuela y cualquier tranquita chica de camalote la rompían y bueno se mantenía el centro limpio, pero desde hace un tiempo eso no está ocurriendo, siendo esa una de las razones por la cual mucha gente, al no tener una vía de comunicación segura, deja su lugar en el mundo”.
Apuesta a la ganadería
Fausto Mínguez es un productor que tiene sus raíces en España. Su abuelo llegó de la Madre Patria buscando un mejor horizonte. Fausto desarrolla tareas rurales en “un campo que mi abuelo cuando vino de España era fiscal, lo trabajó y luego lo compró. Posteriormente lo heredó mi padre con quienes laburamos juntos. Es un campo que está sobre la Isla 9, la cual se comunica, desde hace algunos años, con el continente por la balsa que facilita mucho el traslado de hacienda vía terrestre. Hace un tiempo que uso muy poco la lancha, cuando antes tenía que hacer trasbordo, subir a la lancha, pasar frío y demás. Hoy llegó en un vehículo a la puerta de mi casa”.
Sobre la sequía que castigó muy fuerte al país contó que “por suerte no sufrimos, en nuestro caso el clima adverso, porque hicimos mejoras que nos permitieron alimentar el campo con agua, pero hubo otros campos que la pasaron mal”.
Detalló que “hacemos cría y también arriendo a otra gente de afuera para el engorde de novillos, todo en base a pastura natural. Es un poco más lento, quizá que el engorde de cordal o la pastura sembrada, pero es otro tipo de carne, es mucho más sabrosa, la grasa no se mete entre la fibra, es algo distinto, no se dice mejor o peor, pero diferente con animales que tienen como destino el mercado interno”.
Dijo que la raza que “mejor nos ha funcionado es el Braford; después va en los gustos de cada uno y lo que estoy por cruzar ahora es Limousin con los Braford. A tales fines compré unos terneros para dejarlos para toros “.
Sobre la carga animal detalló que en “invierno es de casi un ejemplar por hectárea y en verano, con buena disposición de agua, mojando el suelo hasta 4 animales “.
David y Francisco son dos jóvenes que apenas superan los 20 años. Hijos de isleños siguen los pasos de sus mayores apostando a la producción. David contó que vive y trabaja “a la vera del Canal Galofré a 20 minutos de lancha de Villa Paranacito en donde hacemos forestación, ganadería y estamos incursionando en la apicultura. Nací y crecí acá, manifestó el joven de 22 años, quien aseguró que de “acá no me voy, aunque venga otra creciente como la que se está pronosticando”. Dijo que la ganadería “va, por un lado, y la forestación por el otro, demandando ambos emprendimientos mucha dedicación”.
Francisco Gotter de Arroyo Brazo Chico indicó que “se trata de una zona en la cual se hizo mucha forestación, aunque desde hace un tiempo no es lo mismo que años pasados. En nuestro caso, junto a otros vecinos seguimos apostando a la producción con álamos y algo de sauce.” Dijo que aproximadamente el “corte de álamo se hace a los 14 años de implantado, complementando la forestación con la ganadería, que obviamente es un ciclo más corto”.
Mencionó que “para los forestadores lo ideal es hacer un ciclo que uno corte, a modo de ejemplo, una plantación en el 2023 de 14 años, y al año siguiente otra. Pasando en limpio vas implantando y talando. Este ciclo no lo hemos podido cumplir por algunos incendios que tuvimos y crecientes, en su momento, que nos obligó a cortar todo”.