El 18 de diciembre de 2007, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas estableció el día 15 de octubre como el Día Internacional de las Mujeres Rurales.
En la declaración inicial, la organización hace un llamamiento para mejorar la condición de las mujeres rurales, prestando atención a sus necesidades, y también para empoderarlas en el ámbito social, económico y político.
La mujer rural ha logrado, desde hacer un tiempo ser visibilizada y reconocida en su trabajo en el mundo de la ruralidad, así como también en la dirigencia agropecuaria, siendo la Doctora Andrea Sarnari el mejor ejemplo. La flamante presidente de Federación Agraria Argentina es productora, además de abogada y dirigente agropecuaria desde joven, cuando se sumó a las filas de la entidad que nuclea a los pequeños y medianos productores.
La mujer siempre ha sido protagonista. Lo fue en el “Grito de Alcorta”. En tiempos lejanos, cuando todo se hacía a tracción sangre, además de las tareas que demandaba la casa. Cocinar, limpiar, criar a los hijos, elaborar los alimentos, atender los animales y aves de granja, también ordeñaba, atendía los animales y trabajaba a la par de los hombres en tareas agrícolas. El tiempo fue avanzando y la tecnología también. Y las mujeres, luego de décadas de lucha en silencio comenzaron a tener un rol más protagónico. A tener voz y voto, tomar decisiones y a hacerse cargo de explotaciones agrícolas, fundamentalmente en las pequeñas y medianas explotaciones que trabajan familias.
Entre Ríos se caracteriza por la diversidad de producciones que se desarrollan en el territorio. En todas, la mujer rural está. En el tambo ordeñando, apartando el rodeo, trabajando en la alimentación de las vaca, en la agricultura, planificando y ejecutando las campañas, sembrando, ayudando en la trilla, además de distintas tareas en las economías regionales.
Hoy tenemos profesionales surgida del campo que se desempeñan como Ingenieras Agrónomas, Médicas Veterinarias, Licenciadas en Administración Agropecuarias, Contadoras, Técnicas en Aviculturas, Además de las mujeres rurales que siguen firme en el campo, trabajando a la par de sus esposos e hijos, elaborando quesos, crema, y otros alimentos de campo que luego son comercializados en la ciudad.
Marina Reichel, productora agropecuaria de la zona de “El Potrero”, en el sur de la provincia, es uno de los tantos ejemplos del trabajo que hace una mujer rural tierra adentro. “Arranco a las 6 de la mañana. Lo primero que hago es darle de comer a las gallinas que apenas aclara las tengo en la puerta de mi casa pidiendo alimento. Luego, en un biberón, le doy leche a un cordero guacho.” La mañana, bien temprano, continúa con tareas de ordeñe “tengo dos vacas nuevas a las cuales ordeño en forma manual y sin el tradicional banquito”. Posteriormente voy a recorrer la hacienda, novillitos, que tenemos en distintas parcelas que en estos días de lluvia tenemos que manejar con cuidado. Los vamos rotando y dando ración”. Detalló que “el suplemento se lo vamos dando en balde en una tarea que lleva su tiempo”. Contó que “luego de una mañana intensa, comemos y seguimos con nuestras labores en el campo propio y uno que arrendamos”.